domingo, 7 de noviembre de 2010

Sense títol, de moment




Escondida tras un blanco velo
espero, impaciente, tu llegada.
A través de un mechón de mi pelo,
te sigo, fijamente, con la mirada.

De pronto tus ojos cambian de dirección
y en los míos fijan su mirada.
Tu mirada me deja paralizada
y de pronto, me da un vuelco el corazón.

Te miro, me miras;
me acerco, te acercas;
te toco, me tocas;
suspiro, suspiras.

La blancura de tu piel
entre mis dedos aparece,
y en tus labios, la miel
de una tarde que anochece.

Dos estrellas brillan en tu rostro
como flores en el mes de abril,
cuando tu piel me roza me frustro
pues no se como proseguir.

Te miro, me miras;
me acerco, te acercas;
te toco, me tocas;
suspiro, suspiras.

En la oscuridad de la noche callada,
una luz en el horizonte reflejada,
nos indica con dulzura la llegada
de un nuevo amanecer.

Se acabó la mágica noche
en la que olvidamos nuestro temor,
dejamos atrás nuestra inocencia
y nos venció el amor.

3 comentarios:

  1. Polit polit!

    Ja feia dies que trobava a faltar es teus versos, Illenca. Veiam si es Loco susurrador s'anima a fer-nos una demostració del que també sap fer!

    ResponderEliminar